Leyendo hoy las páginas webs de póquer, y algunos blogs, y después de hacer el ridículo una vez más en el torneo de la Coruña, voy a escribir de un tema del cual no tengo ni puta idea y no sé si estaré en lo cierto o no con lo cual ni puto caso.
De un tiempo a esta parte el mundo del póquer está tomando una relevancia, aunque no demasiado importante si lo suficiente como para que empecemos a demostrar que somos españoles. Digo esto debido a que ya tenemos foros estilo Jorge Javier Vázquez cuando presentaba aquí hay tomate , tenemos un anti foro estilo sé lo que hicisteis y por si esto fuera poco tenemos también contertulios por los foros en plan María Patiño, Mariñas y demás basura de este maldito país. Bueno quizá algunos no os enteréis de que va el tema, pero hablo de los caras rojas, los anti caras rojas y todo lo demás … se está convirtiendo el mundo del póquer en una mierda de cojones, todo el mundo sabe muchísimo, todo el mundo es ganador y sabe leer todas las manos del mundo al 100 %, y quiero recordar que lo que nos engancha al póquer (al menos a mi) es la diversidad de opinión, las diferentes formas de afrontar el juego y la maravillosa sensación de coger un maravilloso set de doses aunque esté mal jugado porque el BB hizo un x 5 …
Quiero expresar desde mi particular punto de vista que esto empieza a ser patético desde cualquier punto de vista, gente a la que sigo su blog y que me encanta como escribe metida en estos tomateos , tanta crítica y tanto yo lo sé todo no me gusta nada, y también leo que Sobraboy deja su blog, espero que las razones que expone sean las verdaderas y no que está hasta los cojones de los del tomate , porque el blog del señor sobraoboy lo lee el que quiere si le gusta y no es para andar triturándolo por ahí, porque el ya deja que tu pongas tus comentarios con lo cual esto es absurdo.
La verdad es que no entiendo nada, y se está montando una guerra civil, sin tener todavía asentado el país con lo cual llamo a la cordura y que cada uno vaya a lo suyo, lea y escriba lo que quiera sin tener que joder a nadie.
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